Construir desde el territorio, disputar desde la realidad.

Crónicas del plenario general de La Efervescente

La Argentina atraviesa un momento difícil, con un gobierno nacional que, mientras ajusta salvajemente, reprime de forma brutal y dolariza de facto la economía, aún conserva un núcleo de apoyo que no se conmueve ni ante el sufrimiento de los jubilados ni frente al derrumbe del poder adquisitivo. En ese contexto, estamos convencidos  que la tarea militante hoy no puede ser otra que disputar barrio por barrio y territorio por territorio.

El sábado pasado tuvimos un plenario general de La Efervescente donde quedó claro que no alcanza con indignarse ante la crueldad de Milei y su modelo. Tenemos que entender por qué su discurso cala tan hondo; por qué, incluso en sectores más golpeados, sigue teniendo apoyo. Y la respuesta no es sencilla, pero se intuye: lograron invertir la escala de valores de la sociedad. Individualismo, “meritocracia” y desconfianza hacia lo público son parte del sentido común que enfrenta hoy nuestro proyecto político.

Pero también es cierto que a este modelo le empiezan a entrar las balas. La violencia, las estafas cripto, el abandono a los sectores más desprotegidos de la sociedad, todo empieza a hacer ruido. El voto bronca se está chocando con la realidad que atravesamos los argentinos y argentinas día a día. Y ahí, la política tiene que aparecer con otra cara frente a la sociedad: una cara humana, racional, inclusiva y confiable.

“Coraje, que hay un nuevo amanecer”

Lo dijimos con claridad en el plenario: el problema no es sólo Milei, el problema también es nuestro. El peronismo no puede seguir funcionando como una maquinaria sin alma. Necesitamos dirigentes que escuchen a la militancia y al pueblo, militantes con iniciativa transformadora y, sobre todo, un proyecto político claro y renovado. Sin organización no se construye futuro, y sin autocrítica no se recupera la confianza.

No alcanza con citar a la dirigencia ni con apelar a la nostalgia a través del recuerdo de los años felices: hay que animarse a pensar el país que se viene, con otra matriz productiva, con noción de la fragmentación del mundo del trabajo, con políticas fiscales más justas, y con un Estado presente pero eficiente. Hace falta renovar liderazgos, formar cuadros técnicos, sumar nuevas voces, poner sobre la mesa valores que interpelen a quienes hoy sienten que nadie los representa.

Volver a mirar la ciudad.

En ese camino, nuestra organización tiene una tarea central: devolverle la capital al proyecto nacional.  En una lista que representa ampliamente a los porteños, se unieron personajes del ámbito de la salud, de la juventud, de la clase media, de los sectores más marginados de la sociedad e incluso de la clásica dirigencia política, conformando un frente encabezado por nuestro referente Leandro Santoro. Una lista que busca patear el tablero y volver a dar vuelta esa escala de valores que mencionaba al comienzo.

Los porteños y porteñas estamos cansados de la gestión marketinera que naturalizó el abandono del espacio público y la fragmentación social. Hoy hay una oportunidad real de devolverle a la ciudad un gobierno por y para los porteños.

Nuestra campaña no es solo electoral: es comunitaria y cultural. Queremos tender un puente entre la política y la vida cotidiana; organizar en los secundarios y universidades; militar en los barrios. Porque estamos convencidos de que nuestra ciudad tiene mucho más para dar.

Construimos futuro.

De este plenario salimos con mucho más que reflexiones: nos propusimos diseñar una brújula política y emocional, y una agenda programática. Seis máximas que definen nuestra forma de ser partícipes de este cambio de época, y que sintetizan nuestra proyección hacia el futuro:

“Formar una generación al servicio del proyecto y de la patria.”: Porque nuestra generación tiene el desafío de estar a la altura de los tiempos que corren: con formación, sensibilidad y compromiso, entendiendo a la formación de cuadros no como un mero acto de acumulación política, sino como la consolidación de los futuros responsables y portavoces de nuestro proyecto político a nivel local y nacional.

“Volver a llevar la discusión al campo de las ideas.”: Porque no podemos resignar nuestra agenda a los tweets y slogans vacíos. Queremos disputar la batalla cultural desde el pensamiento crítico y nuestras convicciones.

“Militar el metro cuadrado. Construir comunidad con quien tenemos al lado.”: Porque no hay épica posible sin lo cotidiano. Militar el metro cuadrado es comprometerse con la realidad inmediata. No se puede ordenar la casa ajena sin antes ordenar la propia. Militar nuestros territorios es construir lo grande desde abajo.

“Dar la discusión puertas para adentro, para construir victorias puertas para afuera.”: Porque discutir hacia adentro es forjar unidad con contenido. Tenemos que procesar los conflictos con grandeza colectiva para volver -realmente- mejores.

“Entender la coyuntura sin renunciar a nuestros valores.”: Porque adaptarse no es rendirse. Los principios no se negocian, se actualizan y defienden.

“Devolverle la capital al proyecto nacional.”: Porque no estamos dispuestos a seguir viendo como el macrismo abandona nuestra ciudad. No vamos a seguir mirando desde lejos cómo se desdibuja su alma en nombre del marketing y la desidia.

Somos presente.

La Efervescente es una fuerza con hambre de transformación. No vinimos a hacer bulto ni a cumplir con lo mínimo. Vinimos a disputar poder con ideas y alegría. Vinimos a construir una ciudad donde ser porteño sea un orgullo, y que habitar la ciudad dignifique.

Lo que se juega en esta elección no es solo una banca en la legislatura. Se juega la posibilidad de frenar a la derecha más salvaje y de empezar a construir un nuevo sentido común, un nuevo proyecto de sociedad. Uno que diga que la dignidad no se negocia pero, sobre todo, que se puede vivir mejor.

Para eso llegamos nosotros, para demostrar que la política no se olvidó de soñar. Porque solamente soñando podemos volver a enamorar.